domingo, 14 de septiembre de 2014

Todo final feliz, del que no queremos hablar.

Cuando tus palabras se quedan en un vacío infinito, del que jamás podrás tirar cuerda a poder alzarlas, -ahora qué, -se pregunta.Y de tantas palabras, ya ninguna es válida. Ninguna ha servido para poder recoger lo que plantaste en aquél día de invierno, cuando toda saliva congelaba, y toda mirada ardía.
No es difícil creyó, pues solo tienes que creer al despertar, en la realidad, o tal vez, creer que todo ciego puede ver.

Tanta pena, tanto por detrás y tan poco por delante, así todo aquello seguía su curso sin probar medida a cada paso, arriesgando una caída, o un tropezón.
Qué tal si hablamos de tropezones, qué tal si hacemos creer que todo va bien si la maldad no existe.
Nos hicieron creer que la maldad no está en nosotros, que aprendemos a desarrollarla con los años, con nuestras mentes, pero no es así. <<No existe>> ¿Verdad?.

Tiramos todo y nos pusimos en marcha, ya no habrá besos viejos, ya no habrá miradas que ardían, solo renovamos vidas, siguiendo en la misma época de invierno, creyéndonos animales que saben sobrevivir, un instinto animal bajo seda y algodón, podíamos sobrevivir comenzando primavera.

¿Qué crees?, esto es una historia, esto no es la realidad. La realidad es cruda y gris, llega cuando la ficción termina dentro de ti.