Palabras venidas del mas allá de la memoria, me apuñalan la espalda sin dejarme despegar. No lo van a entender, ya descansará, pronto soñará con una nueva realidad. Y sus caladas cada vez se empiezan a notar, en las frías calles de vuelta a su hogar. Guárdame en un rincón de tu habitación, mírame antes de que anochezca, seguiré acariciando la luna para que pueda alumbrarte unos segundos más, en tus pesadillas ya no quiero estar, y aflojó tempestad, y se fue, ya no quiero volar.
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