Un mundo a mi merced, deseo agarrarlo con mis propias manos aunque éstas doloridas me pidan tranquilidad. Un ruido desconocido te acuchillaban los oídos cuando solías estar dormido. Miles de soluciones se te pasaban por la cabeza y aún así, ignorabas cualquier decisión. "No es necesario, lo haré a mi manera", y tú vuelves a escuchar el molesto sonido que te despertaban todas las madrugadas sin saber por qué. Quizás sea el viento, haciendo de tus sueños, trozos de papel, sometidos por la lluvia atroz que aterrizaban desde tu ventana, trágicamente. Pero qué mas da-gritan los locos. Nos sobran las horas y con ellas podemos hacer lo que nos venga en gana.
Entonces me dejé llevar por aquellas caricias delicadas rozando mi piel, sonriéndole a mi antojo, estrujando mis miedos hasta que quisieran desaparecer, como la lluvia en un día soleado, con cielos coloridos alegrando los rostros de los más desconsolados. Qué mas da-grité. Qué mas da si me lleva la locura a tu corazón, la intensidad de tus palabras no me causan dolor, procuraré esconder mis secretos, pero, qué mas da, abrázame hasta que del tiempo me quiera olvidar.
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