Llovió otra vez, para los que al fin consiguieron correr, su cabello se mojaba, éste disimulaba pero su mirada se empapaba de lágrimas resbalando por sus mejillas cada mañana. Ni el sol más intenso, ni las sonrisas más bellas la pudieron hacer feliz, se oscurecieron los sueños que un día quisieron hacerse ver y a día de hoy, no para de llover.
"Ahí arriba nadie me alcanzaría, ni un golpe me despertaría, zarpar hasta el mar, perderme en tu mirada. Alcanzar tu luna y colgarme de tu tristeza, abrir los ojos destripar la soledad, elevar mi cuerpo, contigo quiero volar".
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